“Menos es Más”

LA UNIDAD Y SIMPLICIDAD

LUDWIG WITTGENSTEIN

Ludwig Josef Johann Wittgenstein (Viena, Austria, 26 de abril de 1889 — Cambridge, Reino Unido, 29 de abril de 1951) fue un filósofo, ingeniero y lingüista austríaco, posteriormente nacionalizado británico. En vida publicó solamente un libro: el Tractatus logico-philosophicus, considerado ampliamente como uno de los libros de filosofía más importantes del siglo XX, este texto ejerció una influencia crucial en elpositivismo lógico y en general sobre el desarrollo de la filosofía analítica.

El Tractatus Logico-philosophicus es una obra acerca del significado. Se trata de trazar los límites del significado, de separar lo que puede decirse y lo que no puede decirse. En efecto, no todo puede decirse de forma sensata, existen para Wittgenstein límites a la expresión de los pensamientos. El autor no sostiene aquí que haya pensamientos en sí mismos desprovistos de significado, sino más bien que todos los pensamientos no son expresables. La obra tiene entonces por objeto establecer los criterios que hacen que una exposición tenga sentido, determinar lo que podemos decir y lo que debemos callar. El veredicto de Wittgenstein es claro: el ámbito de lo que puede decirse y el del significado se traslapan, intentar expresar lo indecible en el lenguaje no lleva sino a una exposición carente de significado. El Tractatus es entonces una obra de delimitación: Wittgenstein expone los criterios del significado y en qué casos no se cumple con dichos criterios.

Esta demarcación no es sin embargo una desvalorización de lo inefable. Wittgenstein reconoce la importancia de lo inefable, pero es reconociéndolo como tal que lo "ponemos en su sitio". Para darle su importancia real a lo indecible, hace falta comprenderlo como tal y no tratar de comunicarlo por medio del lenguaje. La fórmula de la introducción resume entonces de buena manera el libro: "Todo lo que puede ser expresado en absoluto puede ser expresado claramente, y sobre aquello que no puede ser expresado debemos guardar silencio".



Una de las nociones más importantes del Tractatus es la noción de hecho, que aparece desde la segunda proposición (1.1).

"1.1. El mundo es la totalidad de los hechos, no de las cosas".
"1.2. El mundo se descompone de hechos".

El mundo no es un conjunto de objetos: de árboles, de personas, de ciudades, etc.; el mundo está compuesto de hechos como "la nieve es blanca", "él corre deprisa", etc. Esto pone de manifiesto el aspecto atomista de la filosofía de Wittgenstein, el mundo se compone de elementos simples (los hechos), y gracias al análisis llegamos a esos elementos. Contrario a la opinión de Russell, Wittgenstein considera que es el hecho, y no los objetos, el elemento lógico fundamental del mundo.

El hecho queda definido como "lo que es el caso". El hecho responde a un criterio de independencia: un hecho puede o no ser el caso sin que esto influya en el resto de lo que existe (1.21).


WALKER EVANS, SEBASTIÄO SALGADO

Fotografías de Vida Cotidiana

Uno de los fotógrafos que mejor logró esas fusión de la fotografía como elemento testimonial y de denuncia, con un obra con valor estéticos, fue Walker Evans (1903-1975). Es el fotógrafo de la América profunda, sumida en la Gran Depresión, de los años duros después del crask de 1929. Sus fotografías de un aparente sencillez técnica y compositiva, pero en las que todo está perfectamente calculado, desde los efectos de la luz a la colocación de los personajes, que no pierden la espontaneidad ni la sensación de instantánea. Su objetivo se centra en humildes granjeros, en paupérrimas habitaciones, en almacenes, en la vida cotidiana de una época de crisis económica y social.







"El cualquier situación de crisis, ya se trate de guerras, pobreza o catástrofes naturales, los niños son las mayores víctimas. Son los más débiles físicamente, y siempre son los primeros en sucumbir a las enfermedades o al hambre. Muy vulnerables emocionalmente, los niños son incapaces de entender por qué les obligan a abandonar sus casas, por qué sus vecinos se convierten en enemigos, por qué de repente tienen que vivir en un arrabal rodeados de basura o en un campo de refugiados sumido en la desgracia. No son responsables de su destino, ya que, por definición, son inocentes". SEBASTIÄO SALGADO






SAMUEL BECKETT


La obra de Beckett es fundamentalmente sombría y tendente al minimalismo y, de acuerdo con ciertas interpretaciones, profundamente pesimista (hasta nihilista) acerca de la condición humana. De esta forma, con el tiempo sus libros se hicieron progresivamente más crípticos y breves. El pesimismo de Beckett viene sin embargo atemperado por un particular sentido del humor, entre negro y sórdido....

A lo largo de los 60 y principios de los 70, la obra del irlandés evidencia una clara tendencia —ya visible en gran parte de su trabajo de los 50— a compactarse en formas cada vez más simples y autorreferenciales, en lo que se ha descrito como minimalismo. El ejemplo más extremo de tal economía de recursos, entre sus obras dramáticas, es la obra Breath (Aliento, 1969) que dura únicamente 35 segundos y carece de personajes: se oye sólo una inspiración y espiración profundas, acompañadas de un cambio de luminosidad escénica; fue probablemente un intento de ofrecer un comentario irónico a Oh, Calcuta, la revista para la cual sirvió esta pieza como introducción.  «Con la eliminación de toda palabra articulada se había llegado a la frontera inmediata, al silencio total y con ello a los límites de la representación teatral.»

En prosa, de acuerdo con esta tendencia, Sans (Sin, 1969), de apenas siete páginas; según su traductor al castellano, Félix de Azúa, se trata de un texto muy difícil, aunque «muchos especialistas lo consideran la pieza clave, la más rigurosa, la más exacta de la producción del irlandés». La obra arranca:

"Ruinas refugio cierto por fin hacia el cual de tan lejos tras tanta falsedad. Lejanos sin fin tierra cielo confundidos sin un ruido nada móvil. Rostro gris azul claro cuerpo pequeño corazón latiendo solo en pie. Apagado abierto cuatro lados a contracorriente refugio cierto sin salida"

En los dramas de este último periodo, la estructura de sus personajes —que ya se apreciaba muy simplificada en los primeros tiempos— se reduce a los elementos más esenciales. El titulado irónicamente Play (Comedia, 1962), por ejemplo, consiste en tres personajes insertados hasta el cuello en grandes urnas funerarias; la pieza para la televisión Eh Joe —escrita originalmente para el actor Jack MacGowran— se anima a través de una cámara continuamente enfocada en el rostro del personaje que le da título, mientras que la obra Not I consiste casi toda ella, en palabras de Beckett, en «una boca moviente en medio de un escenario a oscuras»...

Samuel Beckett escribió el relato Primer amor en 1947. Muchos han sucumbido ya a la tentación de llevarlo al teatro en forma de monólogo, dada su atmósfera sórdida, su crudeza y su implacable lucidez a la hora de parodiar los tópicos amorosos. Cuenta, en primera persona, los recuerdos de un viejo que a los 25 años fue expulsado de su casa y obligado a vivir a la orilla de un canal, donde conoció a ese primer amor que da título a la obra. Los escuetos diálogos entre los dos, que el hombre revive en su memoria, hacen reír a carcajadas, aun cuando él permanezca impávido, inconsciente del humor que provoca en el público. Esa hilaridad es la de Beckett, por supuesto, un autor que somete la frágil situación humana a una mirada implacable, mostrándonos lo cómicamente absurdos (y tantas veces patéticos) que somos. El humor de Beckett no perdona.


Un hombre a solas, desnudo, ladra como un perro, se pregunta por el amor, se cambia de pantalón, una y otra vez, le da de comer a un perro, se pregunta por el amor, tiene estreñimiento, se recorta un pedazo de pantalón, le da de comer al perro, se pregunta por el amor, un hombre a solas, desnudo, ladra como un perro, se pregunta por el amor, tiene estreñimiento, se recorta un pedazo de pantalón, un hombre a solas, desnudo, se pregunta por el amor…debería ser suficiente con esto. 





El teatro de Beckett adquiere tonos existencialistas, en su exploración de la radical soledad y el desamparo de la existencia humana y en la drástica reducción del argumento y los personajes a su mínima expresión, lo cual se refleja así mismo en su prosa, austera y disciplinada, aunque llena de un humor corrosivo.

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